La restauración del orden democrático fundamental libre

Por amor al pueblo alemán y por el deseo de que la República Federal de Alemania sea capaz de actuar y apta para el futuro, es indispensable la renovación del régimen político en todos los ámbitos del poder legislativo, ejecutivo y judicial.

Las tesis y el programa del partido se basan en la convicción y en el espíritu de la constitución, cuyo artículo 1 destaca la dignidad humana de cada persona y hace de la protección de las personas una obligación de todas las autoridades estatales. Influida por la Segunda Guerra Mundial, la República Federal de Alemania también se ha comprometido a hacer una contribución fundamental a la paz y la justicia en el mundo.

Soberano es el pueblo alemán. Él es la fuente de todo el poder estatal. Según el artículo 20, apart. 2 de la constitución, el mandato del pueblo alemán es llevado a cabo por sus órganos electos. Por consiguiente, el mandato de cada representante elegido se basa exclusivamente en el principio rector de que los intereses del mandante o votante deben estar representados y no perseguirse intereses personales o intereses particulares de los sectores económicos.

El artículo 4 del apart. 20 de la constitución estipula que quien pretenda abolir este orden hace automáticamente un llamado a todos los alemanes para que luchen por una solución. Si esto no fuera posible, la constitución prevé también el derecho a la resistencia. Es precisamente esto lo que me impulsa a levantarme y hablar públicamente por primera vez.

En opinión del autor, los cambios progresivos y constantes del sistema estatal han creado un sistema que permite que el poder ya no sea ejercido sin excepción por los órganos constitucionalmente determinados, sino por asociaciones de presión económica que se han establecido en los pasillos de los ministerios, en las oficinas de los parlamentarios y en su entorno.

Mientras que en Bonn las asociaciones de presión tenían que acceder desde fuera al ministerio para influir en el proceso de toma de decisiones políticas, esto mismo ha estado ocurriendo a puerta cerrada desde el traslado a Berlín, donde se permitió a las asociaciones influyentes participar directamente en todos los procesos de toma de decisiones. Sin embargo, nadie las eligió y ningún mandante o votante quiso que esta influencia se llevara a cabo de semejante manera.

Por lo tanto, los proyectos de ley ya no son aportados desde el centro del parlamento, pues se presentan al margen de las consideraciones de los intereses de los sectores económicos alemanes e internacionales, sino que la influencia se ejerce primeramente a puerta cerrada. Desde la pandemia del virus Corona, la influencia se ha hecho aún más clara y fácil de ejercer, ya que se ha suprimido el debate parlamentario y las asociaciones de presión de los ministerios (federales y estatales) pueden gobernar directamente con decretos.

Los textos legislativos ya no son redactados por el parlamento ni los legisladores determinan su contenido sino que desde hace años los promueven unas asociaciones de grupos de presión económicos que nadie ve, que nadie conoce, que nadie ha votado y que siguen manteniendo sus cargos en todos los pasillos ministeriales.

¿Cómo se hacen las leyes actualmente?

El ministerio correspondiente envía un proyecto de ley vía lista de correo a través de las asociaciones de presión y los representantes de los intereses económicos influyen en el proceso de adopción de políticas escribiendo sus propias versiones con párrafos sangrados en el texto del proyecto de ley. Esto se denomina un texto de ley con párrafos sangrados. Los autores de los párrafos sangrados no se dan a conocer. Existe así una versión codificada a partir de la cual ya no es posible identificar qué grupo de interés ha contribuido a qué modificación del texto jurídico. Dado que sólo acceden al parlamento los proyectos o paquetes de proyectos de ley redactados por grandes bufetes de abogados en nombre de las grandes industrias, el resultado absurdo es que los que están destinados por la constitución a intervenir en el debate parlamentario para conseguir la mejor redacción y contenido reciben de fuera proyectos de ley predeterminados y preestablecidos en ciertas comisiones y con las asociaciones de presión que someten al parlamento (disciplina de voto y presión de las mesas).

Así pues, el verdadero soberano del estado alemán son las economías alemana e internacional. Por lo tanto, no hay ninguna diferencia entre los partidos elegidos, ya que el resultado es siempre el mismo, independientemente del resultado de las elecciones. He aquí a grandes rasgos el partido único de la República Federal de Alemania. Este sistema sólo se puede mantener con la ayuda de los parlamentarios corruptos, que suelen ser los titulares de las listas, y con funcionarios corruptos. Las próximas elecciones federales se están convirtiendo en una farsa, ya que el resultado no cambia el equilibrio real de poder y el soberano previsto por la constitución, el pueblo, es más bien un sujeto molesto que un mandante o votante real.

Esto se manifiesta en la frustración de todos los votantes, que tienen la impresión de que, independientemente del destinatario de su voto, el resultado en la política es siempre el mismo. Todo funciona al unísono incluyendo a los representantes de los medios de comunicación.

En lo que respecta al nivel personal, el pueblo tampoco tiene influencia en el proceso concreto de adopción de políticas en el parlamento, ya que los partidos han seleccionado un núcleo de políticos a través de listas de partidos que pueden establecerse como políticos profesionales y que determinan esencialmente quiénes figurarán en la lista en el futuro. Las décadas de buena cooperación con los actuales poderosos del estado alemán se ven recompensadas con diversos puestos lucrativos que el mundo de la economía alemana preserva para los políticos complacientes tras su partida. Esto también da la impresión de que, incluso antes de que empezaran a trabajar en el mundo de la economía alemana, las acciones de semejantes políticos no se entendieran como ejecuciones de mandatos en beneficio del pueblo alemán sino que tan sólo servían para enriquecerse a través de los mismos mandatos. Las mismas estructuras pueden encontrarse a nivel municipal, regional y federal. Los vigilantes contra la corrupción de Transparancy International están súmamente descontentos con la política alemana. En relación a la mala clasificación en las estadísticas internacionales de corrupción, exponen ante todo: „»La ausencia de reformas importantes en el ámbito del soborno a parlamentarios y la transparencia relativa a los ingresos suplementarios de los parlamentarios impide una mejor clasificación de Alemania“, (así Transparency International). Edda Müller, la presidente de Transparency Deutschland, lo expone con meridiana claridad: „La suspensión de importantes reformas para prevenir la corrupción por parte de la mayoría del Bundestag alemán debe llegar a su fin“.

Pero nunca habrá un fin, porque los mismos sospechosos son quienes tienen que decidir sobre sí mismos. También se deduce de esto que no habrá cambio alguno si no se ejerce presión según el artículo 20, apart. 4, de la constitución.