El mandato de un parlamentario para el parlamento regional o federal se reduce a dos periodos legislativos por vida. Esta regla se aplicará retrospectivamente para los 2 períodos legislativos anteriores.
El titular del mandato o cargo electo no debe aferrarse a su mandato, sino ofrecer espacio a la pujanza intelectual de otros para que puedan llegar nuevas ideas al parlamento. Se suprime la lucha por la preservación del puesto de diputado y, por ende, la susceptibilidad de ser corrompido sólo para mantenerse en el puesto.